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Los problemas con la secuela de Cincuenta sombras van aflorando a medida que pasa el tiempo y la productora sigue sin cerrar las condiciones del proyecto. Sin director para la película, ni guionista (recordemos que después de las desavenencias sufridas entre Sam Taylor Johnson -la directora de la primera entrega del film- y la autora de la saga Erika L. James tanto la directora como la guionista de abandonaron el proyecto) Universal está renegociando los términos de esta segunda parte. Erika L. James está decidida a tomar las riendas de la adaptación de Cincuenta sombras más oscuras, y de hacerlo a su manera, y con sus condiciones. Es decir, ella misma adaptará el guión.

Para todo aquel que se mueva en el mundo del cine sobra decir que a las productoras les da mucho miedo acceder a una cosa así, puesto que el de director es un oficio que se aprende con los años, así como el de guionista y adaptador. No todo vale.

Pero por si fueran pocos problemas, Jamie Dornan y Dakora Johnson, que se han visto sumergidos en uno de los éxitos más arrasadores de la década, y que se habían comprometido por contrato a filmar las tres entregas de la saga, a la vista de la cantidad de dinero que Cincuenta sombras de Grey está generando, han decidido también poner sus condiciones. Quieren volver a hablar de sus sueldos. O dicho de otra manera, quieren mejores sueldos, acordes con la taquilla que se ha registrado en todo el mundo, y que supera ya los 500 millones de euros desde su estreno, hace tan solo un mes.

El diario Hollywood Reporter ha publicado que la pareja de actores que interpretan a Anastasia Steele y su controlador señor Grey estarían barajando pedir sueldos de siete cifras, una cantidad de dinero muy por encima del cuarto de millón de dólares que se dice que han cobrado por la primera entrega. La vara de medir por la que se guían sería Jennifer Lawrence, actriz que en la segunda entrega de Los juegos del hambre cobró´diez millones de dólares, cuando por la primera había cobrado sólo medio millón.

Esto ha levantado ampollas también entre los productores… Lógicamente… Ellos habían previsto que Cincuenta sombras sería un trampolín a la fama para la pareja de actores, que eran prácticamente desconocidos antes de rodar 50 sombras. Dana Brunetti, el productor, ha dicho a The Hollywood Reporter que no quiere que se les dispare el presupuesto de las próximas secuelas, y se escuda en que el presupuesto inicial con el que contaron, 40 millones de euros, es bastante bajo, en comparación con los estándares de Hollywood. Y viene a decir es que se tienen que dar por pagados con el éxito que les ha proporcionado su película, que les ha abierto -y eso no se puede negar- una infinidad de puertas de cara a nuevos proyectos en su carrera.

Con la polémica servida, lo que sí parece claro es que será imposible que Cincuenta sombras más oscuras se estrene en 2016, como todas esperábamos. Todo apunta a que será en 2017. En fin amigas… Como decía mi abuela, “paciencia piojo, que la noche es larga”.

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