Con el gesto mecánico del que no quiere arrepentirse pulso enviar. Listo. Enviado. Es extraño. Pocas veces lanzo un mensaje sin saber bien qué va a ocurrir después. Sin tener control del impacto que va a tener, de las consecuencias. Y en este momento, mientras pasan los minutos y Anastasia aún no ha respondido, hago un análisis mental de la situación. Y lo que veo no me gusta.

La inauguración es en Portland, lejos de Seattle, lejos de mí, lejos de lo que sea que haya significado su vida conmigo. Anastasia irá allí, vulnerable, albergando quién sabe si algo más que rencor por mí… ¿Dolorida? Esperemos que no, seis días tendrían que haber sido suficientes para curar sus heridas. Las físicas. Las otras son más difíciles de sanar. Y estará allí sola, triste, y será carne de cañón para el idiota de su amigo el fotógrafo quien, por si fuera poco, estará cubriéndose se laureles por el éxito de su exposición. Que digo yo que lo será porque este tipo de actos de provincias suelen estar llenos a rebosar de pseudoadmiradores que piensan que cualquiera que sobresalga un poco de la capa de gente sin capacidades es un nuevo Einstein, un nuevo Rembrandt.

En la inauguración de José no habrá ni un solo crítico, ni un solo representante del mundo artístico. Algo de cobertura local, a lo sumo. José Rodríguez es un don nadie. Y sin embargo la idea de que mañana por la noche vaya a disfrutar de la compañía de Anastasia. Que será él quien la consuele, quien le ofrezca un hombro sobre el que llorar. Mierda. No puedo permitir que éste sea el curso de los acontecimientos. Ni de coña.

Golpeo con fuerza la mesa con el puño cerrado, liberando un poco de la tensión que me provoca haber perdido el control, haber tenido que soltar las riendas. Y entonces, la pantalla me chiva:

“Mensaje desde la bandeja de entrada: acaba de recibir un correo nuevo de Anastasia Steele, a las 14:26 horas. Por favor, chequee su bandeja de entrada.”

Rápidamente abro el mensaje que se mantiene en negrita, sobre todos los demás.

De: Anastasia Steele

Fecha: 8 de junio de 2011 14:26

Para: Christian Grey

Asunto: Re: Jueves

Buenos días, Christian:

Sí, recibí las flores, y tengo que decirte que son preciosas. Muchas gracias.
Y sí, te agradecería mucho que me acompañaras mañana a la exposición.

Anastasia Steele

Ayudante de Mr. Jack Hyde, editor de SIP Seattle

Sí, Anastasia ha dicho sí. Y no ni siquiera he tenido la necesidad de luchas más de lo ya luchado. Anastasia Steele no es de las mujeres que se niegan a las ofertas que Christian Grey les puede hacer. Ya no queda nada más que ultimar los detalles y, mañana, la cercanía hará el resto. Podré recuperar a Anastasia. Volverá a ser mía.

Pulsando el botón de responder al último mensaje, escribo sobre la pantalla en blanco:

De: Christian Grey

Fecha: 8 de junio de 2011 14:28

Para: Anastasia Steele

Asunto: Re: Re: Jueves

Querida Ana,

¿A qué hora quieres que pase a recogerte?

Christian Grey, presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc

Enviar, de nuevo. Estas charlas a través del correo electrónico con Anastasia me recuerdan también a tiempos mejores. Tal vez son la prueba de que no todo está perdido, que es posible retomar las cosas donde las dejamos, pero no de la manera en la que las dejamos.

De: Anastasia Steele

Fecha: 8 de junio de 2011 14:33

Para: Christian Grey

Asunto: Re: Re: Re: Re: Jueves

He hablado con José y la inauguración es a las 19:30. ¿A qué hora crees que deberíamos salir para estar allí a tiempo?

Anastasia Steele

Ayudante de Mr. Jack Hyde, editor de SIP Seattle

Haciendo cálculos mentales decido que lo mejor es recogerla antes de las seis. Así tendremos tiempo de pasar un rato a solas antes de fundirnos entre la masa de pueblerinos que inundará la exposición de José.

De: Christian Grey

Fecha: 8 de junio de 2011 14:35

Para: Anastasia Steele

Asunto: Re: Re: Re: Re: Re: Jueves

Querida Ana,

Portland está lejos, si queremos estar allí a tiempo para la inauguración debería recogerte a las seis menos cuarto. Pasaré por las oficinas de SIP a por ti. Estoy deseando verte.

Christian Grey, presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Una vez enviado el último mensaje me pregunto si he hecho bien en decirle que tengo ganas de verla, pero, ¿por qué no? No es ningún secreto, esto ya lo habíamos hablado. Y puede jugar en mi favor que ella sepa que vengo en son de paz.

De: Anastasia Steele

Fecha: 8 de junio de 2011 14:35

Para: Christian Grey

Asunto: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Jueves

De acuerdo. Nos vemos mañana a las seis menos cuarto, pues.

Anastasia Steele

Ayudante de Mr. Jack Hyde, editor de SIP Seattle

Mi “tengo muchas ganas de verte” o ha caído en saco roto, o no ha calado lo suficientemente hondo como para que ella me diga lo mismo. No importa. De no ser así, de no querer verme, no habría accedido a ir conmigo a la inauguración de la exposición, y lo ha hecho.

Presiono el botón del interfono:

  • Andrea, por favor, ponme en contacto con Luke Sawyer. Pásame la llamada en cuanto la tengas, por favor.

  • Sí señor Grey –resuena una voz al otro lado del comunicador. – Inmediatamente.

Cinco minutos después mi teléfono suena.

  • Grey.

  • Buenas tardes, señor Grey. Sawyer al habla.

  • Hola Luke. Hay que hacer una pequeña variación en la rutina de vigilancia.

  • Claro, por supuesto. Dígame –Luke suena especialmente solícito desde que la cagó dejando que Leila se colara en el apartamento.

  • Mañana por la tarde recogeré a la señorita Steele y volaremos a Portland. El horario previsto es salir de su oficina a las cinco y cuarenta y cinco minutos de la tarde delante de las oficina de la SIP. De allí iremos directamente al helipuerto, y nos desplazaremos a Portland.

  • Entiendo.

  • Eso espero. Desmovilice los servicios de seguridad aquí y traslade una unidad a Portland. Allí asistiremos a un acto en Portland Dealing Art Association, en la 925 Noroeste.

  • Descuide, señor Grey. Lo tendré todo preparado. ¿Quiere que le envíe también un coche para recogerle en el helipuerto de Portland, a su llegada? Joe está disponible.

  • Gracias Luke –puede que sea una solución. –Sí, que venga, y prepara a Stephan para que traiga de vuelta a Charlie Tango a Seattle. Volveremos en coche.

  • ¿Taylor les recogerá?

  • Sí.

  • De acuerdo. Déjelo todo en mis manos, señor Grey.

Cuelgo el teléfono y retiro la chaqueta del respaldo de la silla. Tengo una cita con el doctor Flynn.

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3 Comentarios

  1. rosafermu dice:

    Todo bien narrado, acorde con la situación de la historia bajo la óptica de Christian. Se ajusta al texto original, aunque recordemos que esto es una historia paralela basada en ella. Gracias

  2. LectoraEmpedernida dice:

    Por Amor a Dios No sean Tan Malitos y Publiquen Por lo Menos 2 a la Vez Es Que Llevo casi una semana esperando y solo hay uno mas.. TENGAN PIEDAD

  3. MARY dice:

    Estoy de acuerdo con LectoraEmpedernida.. por favor publiquen mas capítulos. Gracias.
    excelente capitulo.

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