- ¿Pero quién es?

- ¡Abre la maldita puerta de una vez! –grito. -¡Abre!

- ¡Ya voy!

Un crujido nos indica que están descorriendo el cerrojo de la puerta. Jason y yo nos miramos, sin decir nada. Ambos contenemos la respiración cuando la hoja deja entrever una figura femenina a contraluz. Cuando nuestros ojos se acostumbran la vemos, rubia, con el pelo largo recogido en un moño en lo alto de la cabeza, unos pantalones de pijama a cuadros y una gran chaqueta de punto que se cierra con una mano, mientras con la otra mantiene firme la cadena que asegura la puerta, dejándonos fuera.

- ¿Qué coño pasa? ¿Estáis locos? ¿Qué queréis?

No es Leila. Esta mujer no es Leila.

- Me llamo Christian Grey. Y este es Taylor, Jason Taylor.

- Por mí como si sois la bella durmiente y el príncipe encantado. ¿Es que no sabéis qué hora es?

- Soy un amigo de Leila Williams, la estamos buscando–dije. –Sé que ha tenido problemas esta mañana y me gustaría ayudarla.

- ¿Leila? – repentinamente pareció interesarse mucho por la conversación. -¿La habéis visto?

- ¿Nos dejas pasar, por favor? –Taylor, siempre tan atento.

- Claro, perdonad. Pasad, por favor.

El interior de la casa es tan acogedor como el exterior.

- Sentaos, perdonad el desorden –Susannah recogía cojines del suelo a su paso, platos, vasos… – Los últimos días han sido una locura. Leila no está bien.

- Lo sabemos. ¿Eres Susannah, verdad?

- Sí. ¿Cómo me habéis encontrado? –preguntó.

- A Leila se le cayó un papel el mi casa, un sobre en el que estaba anotada esta dirección.

De pronto Susannah se me queda mirando, los ojos clavados en mí, la boca abierta.

- ¿Así que eres tú?

- Creo que no te entiendo –respondo.

- Tú eres el hombre. El tipo que ha venido a buscar a Seattle. Pero también eres Christian Grey –algo ha debido contarle Leila, porque parece estar atando cabos.

- Me temo que sí. Susannah, no sé qué te ha contado Leila de mí, pero necesito encontrarla. ¿Sabes algo? ¿Puedes ayudarnos?

- Ha estado aquí unos días, pero esta mañana me dijo que se marchaba, u recogió sus cosas. No está bien desde la muerte de Geoff.

- ¿Geoff?

- Geoff, sí, su amante –responde Susannah.

- Creía que se había casado. Ya veo que estaba equivocado.

- Es que lo estaba –la amiga de Leila hace un gesto de incredulidad con las manos. – Perdona, ¿npo has dicho que eras su amigo? ¿Y no sabes nada de ella?

- La verdad es que hace más de dos años que no tengo noticias suyas, pero esta mañana se ha colado en mi apartamento y ha intentado cortarse las venas delante de mi ama de llaves. Así que creo que tengo derecho a saber un poco más de esta historia, ¿no?

- ¡¿Que ha hecho qué?!

- Está bien, la llevaron al hospital y allí dijeron que las heridas eran superficiales. Y que era una llamada de atención más que un intento real de suicidio.

- ¿En qué hospital está? –dice ansiosa.

- En ninguno. Se dio el alta a sí misma esta tarde, y ahora no sabemos dónde está. Por eso necesitamos encontrarla, para evitar que vuelva a hacerse daño. Dinos, Susannah, ¿qué sabes?

- Creo que necesito un trago. ¿Queréis uno?

Susannah nos deja sentados en unos sofás bajos al lado de un ventanal que da al lago, y a un embarcadero. En el jardín hay una pérgola, con mesas y sillas, y una barbacoa. Me preguntaba si te gustaría venir esta noche a cenar con unos amigos, a Haller Lake.

- Leila y yo nos conocimos cuando ella vivía en la residencia de artistas. Las dos teníamos un contrato con una galería de arte, que nos representaba. Durante unos meses fuimos muy amigas, íntimas. Casi como hermanas –Susannah entra halando ya desde la cocina, con un vaso con hielo en una mano y una botella de bourbon en la otra. – Yo tenía un taller aquí arriba, en la buhardilla de la cabaña, y lo compartíamos. Pasábamos aquí mucho tiempo. Nos lo contábamos todo. Pero luego algo cambió. Conoció a alguien, supongo que a ti, ¿no?

- Supongo –respondí.

- Se volvió reservada. Al principio se la veía contenta, emocionada, enamorándose como una colegiala. En seguida empezó a pasar los fines de semana con él, contigo, debería decir –da un sorbo a su copa mientras me mira- y viéndote, la verdad es que no se lo puedo reprochar. Es usted todo un hombre, señor Grey –dijo burlona.

- ¿Te importa seguir? –me impaciento.

- Sí señor. A sus órdenes. Vaya genio. El caso es que poco a poco se fue alejando de mí. Apenas me contaba nada, y cuando l epreguntaba se echaba a llorar. Intenté conocerte, que te trajera aquí, a una de las fiestas que hacíamos junto al lago. Pero tú nunca venías. Y Leila se iba desesperando. Me decía “no puedo hablar de ello, no puedo”. Yo no entendía, ¿cómo que no podía? ¿Con una amiga? “He firmado un contrato, me decía”. ¿Qué tipo de bestia eres? ¿Un contrato?

- Mucho me temo que ése no es el tema que nos ocupa ahora, Susannah.

- Ya, ahora empiezo a entender un poco más a Leila.

- ¿Seguimos?

- El caso es que el tiempo fue pasando y su esperanza de conseguir hacer de ti su pareja de desvanecía en la medida que su reloj biológico, además, seguía avanzando. Quería casarse, quería tener una familia, quería crecer. Dejó de pintar, dejó de frecuentar el estudio, y la echaron de la galería y de la residencia de artistas. Se instaló aquí conmigo, pero era como vivir con un fanstasma de lunes a viernes, y los fines de semana, simplemente, desaparecía. “No puedo contarte nada” me decía. Nosotros, sus amigos, no sabíamos qué hacer por ella.

El relato de Susannah iba cobrando forma y confirmando mis sospechas de que Leila había terminado siendo profundamente infeliz por mi culpa. Una punzada de culpa me atraviesa; pobre muchacha. Su amiga seguía con la otra versión de un relato que yo había vivido sin ocuparme de él.

- Pero luego conoció a alguien, uno de los representantes de galería. Era quien más había apostado por ella, y a quien más le dolía perderla como artista. Así que la siguió hasta aquí, e insistió en que siguiera pintando, aunque fuera como vía de escape para salir del hoyo en el que se encontraba. Y se hicieron muy amigos. Al principio no era más que eso, pero Leila, poco a poco, recuperó la ilusión. Era como si retomar los pinceles le diera las fuerzas que necesitaba para salir adelante. Y creo que se enamoraron. Leila se marchó a vivir con él, se casaron, y durante una temporada fueron muy felices.

He conocido a alguien. Me voy.

- Pero hace cuatro meses sucedió algo. Todos pensábamos que Travis y ella eran la pareja ideal, siempre acaramelados, siempre de la mano, siempre juntos. Pasaban aquí muchos fines de semana, la verdad es que Travis era adorable, y la quería por encima de todas las cosas del mundo. Leila y yo habíamos recuperado la amistad que nos unió al principio, y Travis se convirtió en uno más de mi familia. Igual que ella.

- ¿Y qué fue lo que pasó hace cuatro meses?

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16 Comentarios

  1. rosafermu dice:

    Todas las piezas encajan en el puzzle que el libro original omitió. Ahora se entiende porqué Christian se sentía culpable. Me tienes en ascuas. Gracias

  2. stella maris dice:

    opino igual que rosafermu. cada vez encajan mejor las piezas del rompecabeza. christian quiere ayudar a leila como una forma devolverle un poco de paz a esa pobre muchacha a la que tan infeliz hiso sin quererlo claro està. pero creo que ayudandola tambien quiere sentirce bien èl mismo. es una forma de limpiar su conciencia.
    ana es una excelente mujer y creo que si christian le comentaba todo esto desde el principio ella lo hubiera entendido y quizas hasta ayudado con leila.

  3. María dice:

    “Susana era amiga de Lelia y se la presentó a Christián. Susana fué sumisa de Cristian. De hecho la sumisa anterior a Anastasia. Es con ella con la que va a ver a Ana a su trabajo. Y por lo que relata el tercer libro. Susana es morena y no rubia y vive en un departamento en Seattle y no en una cabaña. Ella le presta su departamento mientras ella está de viaje. Lo que cuentas no tiene nada que ver con lo que dice el libro. Eso me pone de muy mal humor. Qué lata!!

  4. Candace dice:

    Asombroso atar los cabos sueltos!!!!
    Gracias por lo que haces

  5. yuanpemo dice:

    Definitivamente Christian era un hombre oscuro que sin pensarlo hizo daño así como se lo hicieron a él. Anastasia llegó a su vida para hacerle ver y conocer muchas cosas y hacerle cambiar otras. Gracias por esta historia.

  6. ml dice:

    Estoy en total desacuerdo con lo narrado. Susana fue la última sumisa que Christyan Grey tuvo. Tres meses después de ella, vino Anastasia. En el libro tercero le pregunta a Leila donde estuvo en aquellos días y ella le dice en la casa de Susu, incluso es la razón que tienen cuando le visitan en la oficina a Ana y Susana le dice que formarán el club de las sumisas. Me da pena, pero el narrador no tiene idea de nada y ustedes tampoco, al parecer. El texto expuesto no tiene que ver con el manuscrito original y tanto que le dan la vuelta a lo mismo, se vuelve aburridísimo.

    • YAS dice:

      Exacto, susannah es una ex sumisa

    • jovis dice:

      totalmente de acuerdo a veces se pegan mucho en lo mismo y no dicen nada q ya no hayamos leído.. si bien en el libro no narran como se conocieron ni q paso después,pero es verdad susi era una ex sumisa! y formaban parte d eun club de sumisas cuando fueron a ver a anastasia a su trabajo,no se si el q narra esto no leyó los libros o solo se inventa las cosas.

  7. YAS dice:

    no es asi, en el libro susannah es una ex sumisa

  8. GINA L.C. dice:

    Totalmente de acuerdo con ML y con María; Está muy interesante y bien escrito, pero se sale completamente de los hechos narrados en el libro. Por lo tanto aunque dan una luz a lo que pasa por la mente de Christian, no encajan.

  9. GINA L.C. dice:

    Solo faltó que Susannah le dijera: Sr. Grey…y de mi no se acuerda? También fuí su sumisa

  10. julia dice:

    estoy muy decepcionada, este capitulo es totalmenet inventado y fuera de lugar, susana fue una sumisa de critian, era morena comotodas y cristian se entera de lo del esposo y del amante de leila a travez d taylor y luke, q investigaban todo por el… quien escribio este capitulo?????? se nota que no fue la misma persona que lo venia haciendo hasta ahora!!!los capitulos anteriores eran acuerdo al libro e interesantes

  11. Javiera Moore dice:

    Ésta otra versión, me vuelve adicta a querer imaginar de mejor manera qué pensaba Christian en cada situación, pero Susana era la anterior sumisa de Christian, él sabría exactamente donde vivía porque averiguaba todo sobre cada una de ellas. Aquí sale que Christian nunca se interesó en saber sobre ella y qué ocurrió después de que terminaran, pero creo que según el libro original, Christian si se hubiese interesado en saber quien fue la que enamoró a la que por tres años tuvo como sumisa. Me gustaría que quien hizo esto tuviese más dedicación para encajar todo a la perfección, aunque debo aceptar que es muy buena versión, sólo esos detalles, que claramente para las fanáticas son GIGANTES!

  12. Cecilia dice:

    Estos ultimos dos capitulos no me gustaron, porque no concuerdan con e libro. Susannah fue ex sumisa de Christian. Es mas, fue la anterior a Anastasia. Es imposible que no se acuerde de ella y que no la conozca. Ademas Christian se entero que Leila estaba con Sussi en el momento en el que Leila habia ido a visitar a Ana a la editorial, para poder ver a Christian. Me los estpy leyendo a todos, pero hay cosas que no concuerdan con el libro. Igual sigo leyendo porque me gusta leerlo desde el punto de vista de él. Me gusta como va descubriendo esos sentimientos por Ana de a poco y como él se da cuenta de que también quiere MÁS.

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