Capítulo 34.6

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Y esta sensación que tengo, este comprobar, de repente, que las cosas de las que siempre he estado seguro están en su sitio… Tiene un nombre. Un nombre propio. Anastasia. Algo ha cambiado dentro de mí, en algún punto, en algún momento, Ana ha despertado en mí algunas cosas que jamás había sentido. Cosas que no creí que pudieran ser parte de mi vida. Saco la Blackberry del bolsillo con la intención de enviarle un e mail pero el ascensor llega antes de que me de tiempo a redactarlo, y las puertas se abren.

- Buenos días, señor Grey –Andrea charlaba con una de las recepcionista y se pone en pie cuando entro a través de las puertas de cristal de las oficinas principales.

- Buenos días, Andrea. ¿Todo listo?

- Así es. Todo dispuesto en el salón de conferencias. Cuando usted quiera.

- Muy bien –respondo, comprobando la hora: las ocho y veintiuno-. Cinco minutos. Hay algo que tengo que hacer antes. ¿Ha llegado Ross ya?

- Sí, está ya en la sala de conferencias. Yo la aviso de que irá en cualquier momento, señor Grey.

Cierro tras de mí la puerta del despacho. Trato de verlo con ojos frescos, con los ojos con los que los vio Anastasia al entrar por primera vez, el día que nos conocimos. El día en que cayó aquí, al suelo, tropenzando con la alfombra. No puedo reprimir una sonrisa. Me produce tanta ternura… Entonces no sabía quién era, nada más que una molestia, un compromiso incómodo con la universidad estatal de Washington, una aspirante a periodista… Y ahora no sólo es la mujer que lo ha cambiado todo, sino que además trabaja para mí, tal y como yo quería. Tal y como le sugerí una vez, cuando le ofrecí que hiciera unas prácticas aquí, en el Grey Enterprises Holdings en lugar de buscar un trabajo de interina malo en cualquier editorial en decadencia. Eso fue lo que sucedió, SIP fue la elegida… Y SIP es mía ahora. Soy su jefe.

De: Christian Grey

Fecha: 13 de junio de 2011 08:23 h

Para: Anastasia Steele

Asunto: Jefe

Muy buenos días, señorita Steele:

Sólo te escribo para darte las gracias por este fin de semana tan maravilloso, a pesar del alto contenido de drama.

Espero que no te marches nunca de mi lado, Anastasia.

Ah y, quería recordarle que las novedades acerca de la compra de SIP que Grey Enterprises Holdings ha llevado a cabo no pueden hacerse públicas hasta dentro de cuatro semanas.

Y, por favor, borra este e mail cuando lo leas.

Tuyo. Siempre.

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc y, además, el jefe de tu jefe. No lo olvides.

Ross está en la mesa de la sala de conferencias rodeada de papeles.

- ¿Te has olvidado de con quién es la reunión de esta mañana? –pregunto al entrar, sobresaltándola.

- ¡Christian! No te he oído entrar, me has asustado. Buenos días. ¿Un café?

- Por favor. Y recoge esos papelotes, Ross, por el amor de dios. Los japoneses son japoneses, ¿sabes? Lo más parecido que han visto al papel está en los museos. Además, ¿es que no tienes a tu disposición suficientes gadgets?

- Oh, vamos, Christian –dice, que son japoneses, no extraterrestres venidos de la era digital. Eres un exagerado.

Nos sentamos frente al altavoz y me alarga uno de los documentos que tenía entre manos. Es el contrato de arrendamiento que nos han mandado los japoneses. Incrédulo, reviso las cifras. Y ahora entiendo el alboroto de papeles que tenía Ross. Las cifras no cuadran. En absoluto. Rechazaron en un principio nuestra oferta de compra de la central eléctrica porque la consideraban, si no recuerdo mal, insultantemente baja. Así que aceptamos un alquiler a cinco años, muy por encima del precio de mercado, pero se trataba de una empresa familiar. Bajar el precio habría sido igual que destruirles. Pero los números que tenemos ahora frente a nosotros son… son imposibles. El alquiler triplica lo que habíamos hablado.

- Ross, ¿no se habrán equivocado?

- Lo dudo mucho, señor Grey. Pero me parece que hemos llegado a la misma conclusión.

- Hay algo que no nos han contado, sí –le digo, repasando las filas de números mínimos con las cotizaciones a la bolsa de los últimos dos meses-. Aquí hay gato encerrado.

- ¿Y qué hacemos?

- Nada. Retirarnos. Declinar la oferta. Esperar a que se hunda del todo y comprarla cuando ya no valga nada. La reflotaremos en un mes y se arrepentirán de no haber aceptado nuestra primera oferta.

- ¿Quiere decírselo en persona?

- No –digo, levantándome-. Si vuelvo a ver al señor Fujimoto tendré que decirle algo… y no creo que quiera oírlo. Te mando un intérprete ahora mismo, y cerráis el tema. Eso sí, mantente informada en todo momento de los movimientos que hagan, porque no tardarán en caer en picado. Entonces tendremos que volver a entrar.

Cojo una brioche de la fuente del centro de la mesa y salgo de la sala de reuniones.

- Andrea –llamo a mi secretaria, y le indico con un gesto que entre en mi despacho.

- Sí, señor Grey.

- Ross va a necesitar al intérprete de japonés en la sala de reuniones. Se va a ocupar ella de los japoneses.

- ¿Algo más? –pregunta solícita, desde la puerta.

- Sí. Tráeme otro café, por favor.

El ordenador de mi mesa está ya encendido, como todas las mañanas. El logitipo de la empresa, azul y gris, elegante, rebota de un lado a otro del fondo de la pantalla. Un mail de Anastasia me espera en la bandeja de entrada del correo electrónico.

De: Anastasia Steele

Fecha: 13 de junio de 2011 09:04 h

Para: Christian Grey

Asunto: más que jefe, mandón

Mi querido señor Grey:

¿Acaso me está pidiendo que me vaya a vivir con usted?

En cuanto a la absorción injusta y a escondidas de SIP sí, ya sé que el secreto tiene que seguir bajo siete llaves. Recordaré que la evidencia de tus épicas capacidades de acoso tiene que seguir a la sombra otras cuatro semanas.

¿Debería extender un cheque a nombre de Afrontarlo juntos y enviárselo a tu padre? Te ruego que no borres este e mail, sino que lo contestes, por favor. Me encanta leerte.

TQ xxx

Anastasia Steele
Ayudante de Jack Hyde, editor de SIP

Joder, ¿le he pedido que se venga a vivir conmigo? ¿Es eso lo que he hecho? Releo mi mensaje anterior para encontrar mis propias palabras: Espero que no te marches nunca de mi lado, Anastasia.No era eso exactamente lo que quería decirle pero… sí, quiero que se venga a vivir conmigo. Joder, quiero que se venga a vivir conmigo. Todo será más sencillo así. Tenerla cerca, poderla proteger, saber dónde va y cuándo… Poderla poseer a todas horas. Sí. Quiero que se venga a vivir conmigo.

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